HOMENAJE
Enrique "Quique" Molina
1947 - 2014
Por María Rosa Valle (Pupita)
Ya de chico el carnaval formó intensamente parte de su vida. Eran los comienzos de la década de 1950 y por ser “el hijo de la doctora” no salía en ninguna murga. Pero su madre – con gran sensibilidad por el carnaval – después del juego con agua, ritual obligado de las tardes porteñas de febrero, les ponía a él y a su hermanita el disfraz confeccionado para ese año y los sentaba a los dos en la platea del Cine Teatro 25 de Mayo a ver pasar las agrupaciones, hasta que iban a jugar un rato al corso. Más tarde desde el balcón su casa, en el primer piso que daba a la esquina de Triunvirato y Mendoza, seguían lo que quedaba del desfile en la avenida hasta la madrugada.
Quique Molina, figura insoslayable en la referencia a la construcción del carnaval porteño contemporáneo, nació el 8 de febrero de 1947. Fue un apasionado de la murga; no sólo incursionó innovadoramente en su composición y despliegue sino que también plasmó en ella sus reflexiones y conocimientos. Se dedicó tempranamente en su vida a la dirección escénica tanto en Brasil, durante los años setenta, como en la Argentina. Y fue desde el teatro que pudo finalmente ir al encuentro con su destino murguero.
En el año 1987 puso en marcha Un guacho al truco, espectáculo de mixtura entre el circo criollo y el teatro épico dirigiendo a la compañía Los Privilegiados del Plata, que reunió a actores y actrices de teatro, militantes de agrupaciones sindicales y murgueros y murgueras de todas las edades. Una de sus performances fue filmada en video por integrantes de la agrupación estudiantil "La Walsh" de la carrera de Cine de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Este hito significó la convergencia con una estética que no abandonó jamás. Cuenta – en forma de payada – la historia argentina desde la mirada de una murga y fue presentada en distintos espacios, desde centros culturales hasta hospitales.
Sus padrinos murgueros para esa primera experiencia fueron Ricardo Vino, Icha, director general de los Xeneizes de La Boca; el Tano Carmelo Pugliese, director general de los Mocosos de Liniers y los integrantes del Centro Murga los Fantoches de San Cristóbal.
Otro destacado momento de su trayectoria fue la creación y puesta en escena de Centro Murga Buenos Aires, que contó con la participación del Centro Murga Los Viciosos de Almagro, el Centro Murga Los Reyes del Movimiento de Saavedra y el Centro Murga Los Cometas de Boedo. Este entrañable espectáculo del año 2007, al que Quique dio vida y dirigió, mostró tres maneras distintas de llevar adelante el mismo género poniendo en primer plano las identidades barriales de cada agrupación.
Fotografía gentileza de Osvaldo Martín Cicero
Son más que elocuentes las palabras de Osvaldo Cicero del Centro Murga Los Viciosos de Almagro: "Enrique Molina, ha sido para mi un, educador, un formador, un colega y un amigo. Me enseñó cómo disfrutar de un escenario; qué es un proscenio; para qué sirven las cajas; que nunca se puede competir - sobre un escenario - con un perro o un niño. Recorrimos plazas y anfiteatros de la Provincia de Buenos Aires llevando su arte. El supo instalar un nuevo modelo de espectáculo fusionando murga, tango y teatro circense. Y dejó su huella, sin dudas, en el carnaval porteño".
Hacia principios de la década de 2010 Quique se reencontró finalmente con sus raíces villurquenses al integrarse al legendario Centro Murga Los Fantoches de Villa Urquiza. Muy querido y extrañado, según recuerda Marcelo Zottola, recitador y director general: "Nuestra murga data del año 1933. Pero cuando se incorporó, Quique significó un vuelco para nosotros. Estamos muy agradecidos con él; nos cambió la vida. Comenzó tocando el bombo y siguió luego como glosador, letrista y director de escenario." Sus compañeros y amigos llevan en la memoria infinitas anécdotas, imborrables para quienes compartieron esos años de pasión carnavalesca.
Cuenta Eduardo Angel Fontana (Banana) presentador y director general de Los Fantoches: "Quique es para nosotros una presencia viva y entrañable. Le dio mucha magia a la murga. Vino hacia fines del año 2008 para salir en los carnavales del año siguiente. Puso a Los Fantoches bien arriba manejando la puesta en escena y su preparación. Escribió muchísimas canciones de entrada y de retirada. Nos enseñó muchas cosas y nuestra deuda con él es muy grande. Todavía nuestro repertorio incluye glosas que escribió él."
Para esa época tuvo a su cargo diversos talleres y jornadas de difusión del género murga porteña y de la enseñanza de su armado y puesta en escena, a lo ancho y a lo largo de todo el país. Incursionó, además, en distintas producciones de eventos, tales como el recordado ciclo Murgas del Sin Rumbo, en su querido barrio de Villa Urquiza.
Vaya esta breve semblanza de nuestro muy extrañado Quique, un fervoroso gestor del carnaval porteño, abierto a experiencias nuevas y fundacionales que marcaron épocas y cuya potencia creativa y talento confluyeron siempre con el arte y la cultura popular como expresión privilegiada de los excluidos y olvidados.
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